domingo, 27 de julio de 2014

Aforismos sobre el cristianismo desde el espíritu europeo precristiano



I

Lo que se necesita es un anticristianismo metafísico de raíces druidas.

II

El cristianismo es un intruso semita en tierras indoeuropeas, que ha conseguido alienar a los pueblos del norte. Los ha desligado de sus raíces e introducido en una tradición que les era completamente ajena. Ha opacado todo su amor y vigor por la vida a través de la culpa y la desconfianza hacia toda la naturaleza viviente. La libertad de los bárbaros ha devenido, por mediación cristiana, en el "civilizacionismo" de un occidente aburguesado.

III

No puedo darle tregua al cristianismo, ni una alianza parcial o establecer un acuerdo relativo, porque asechando como un vampiro entre las sombras, siempre vuelve a atacarme por la espalda en el instante crucial. El cristianismo, por desgracia, es un felón. Con él no puede haber pacto: porque es una larva espectral que se nutre de la sangre reverberante de los seres vivientes que escalan sobre los montes inhóspitos y escabrosos, abiertos y amplios y profundos, donde la vegetación virgen no ha sido maculada aún por la mirada profana del sacerdote que todo lo escatima.

IV

El cristianismo es el odio hacia todo lo viviente. Hacia todo lo verdaderamente viviente: hacia todo lo salvaje que habita en los bosques y las montañas, hacia todo lo montarás que recibe la luz del día y la oscuridad de la profunda noche con el alma ardiente en llamas. Los cabellos enmarañados y las pupilas desorbitadas no gustan al cristiano.

V

El cristianismo lo blanquea todo, hasta no dejar ni un rastro de color en el bosque.

VI

Una sonrisa espontanea bajo los cabellos revueltos de quien ha gozado: eso es lo que más odia el cristiano.

VII

Si queremos devolver la benevolencia, la pureza, el brillo prístino de nuestra primera infancia a las cosas, no podemos contar con el cristianismo como aliado.

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