Figuración de la muerte en la tradición popular de la Bretaña armoricana. De hecho, no se trata en absoluto de la muerte personificada, sino del último difunto del año que ha transcurrido, el cual se convierte en siervo de la Muerte, encargado de llevarse las almas de los que han de morir. De ahí su aspecto demacrado y terrible, que por lo demás no parece anterior a la Contrarreforma del siglo XVII en Bretaña. Se le ha dado el aspecto del Cronos griego, con una guadaña enmangada al revés, y se le atribuye el conducir una carreta que chirría. Se dice, también, que aquellos que topan con él mueren ese mismo año. El Ankou ocupa el centro de numerosas leyendas en la Baja Bretaña, y suscita múltiples creencias acerca de la premonición y los signos premonitorios, es decir, los presagios funestos.
De: "Pequeño diccionario de mitología céltica", Jean Markale.
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