Nuestra naturaleza es radiante como el Sol, y quienes pretendan menguar la luz del Sol deberán perecer.
¿Barbarie? ¿Cuál barbarie? ¿Te refieres al fuego bárbaro del sol, a las agitadas ansias de vivir del ser montarás?
¡Qué el rígido y contraído cristianismo perezca ante el exultante y apasionado arrebato del feroz pagano, que se refugia en los bosques y en las selvas que tan impíamente el cristianismo tala! ¡Qué sea la anchurosa sonrisa del sol, la risa descarriada del festejo silvestre, la fiesta sin tregua contra la contrición raída del devoto que refrena su naciente vuelo hacia las alturas con la negra tumba! ¡La adoración desatada, la loca adoración idólatra, la adoración ardiente en llamas contra el pecho agrietado por la cuaresma de un bendito culto! ¡Y la vida contra el flagelo del alma en penumbras!
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