Los encargados de mantener vivas las creencias y tradiciones, como así también de oficiar en las ceremonias religiosas y rituales místicos eran los druidas, sacerdotes de orientación shamánica, cuyo origen deriva del término gaélico daur, que significa literalmente roble o encina y vid, sabio, que en conjunto se traducen, según las tradiciones celtas, como "los conocedores de los misterios del roble", ya que se los solía ver con frecuencia en los claros de los bosques, donde recogían el mistletoe o muérdago sagrado y llevaban a cabo los ritos asociados con sus funciones de sacerdotes, sanadores, magos, maestros, jueces, oráculos y lideres religiosos.
De: "Los celtas", Roberto Rosaspini Reynolds
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